Desde el momento en que decidí dedicarme a la enfermería pediátrica soñé con poder ejercer de manera libre, cariñosa y paciente, para conocer y escuchar a esa familia que envuelve al pequeño. Tenía claro, que tan importante era el niño como su entorno. Por eso necesitaba esa especial atención.
Mi sueño fue tomando forma con el tiempo.... Primero con la formación específica en lactancia materna.. que aún dura...y que surgía de la necesidad de afrontar esas situaciones tan desconocidas para mi como profesional y que eran, a mi parecer, el inicio de todo lo que vendría después. Al poco, me formé como educadora en masaje infantil, algo maravilloso y iluminador en mi camino de atención cariñosa a la familia. Pude comprender como una caricia podía desencadenar esa relación tan bella entre padres e hijos, como fortalecía su primer vínculo afectivo y se iniciaba una extensa conversación en el idioma del contacto físico.
Durante mi carrera profesional, he ido conociendo personas que regaban poquito a poco esa ilusión de, algún día tener mi espacio, mi tiempo y toda mi energía para cuidar a los pequeños y a sus familias de esa forma tan sana que se podía hacer, y yo quería lograr. A veces el sueño se aplazaba, otras se sentía tan real, tan posible...
Hasta que un día... como todos los sueños que se desean tanto, se cumple! Aparece una de esas personas con la que poder llevar a cabo esa ilusión de verdad, al cien por cien de energía y en la misma dirección. Paula, gracias. Como esas estrellas fugaces que no sabes como aparecen, pero con la diferencia de que tú te has quedado, me acompañas en este proyecto, y me alegro tanto..
Este sueño se cumple ahora y empieza una bonita historia de vida, real y tangible como una caricia.
Esther.