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8 de marzo: Día de la mujer

3/8/2013

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Hoy es el día de la mujer trabajadora. Soy mujer, madre y como todas, trabajadora. ¿Por qué conocéis alguna madre que no trabaje? Otro tema es que sea un trabajo remunerado con dinero pero trabajo tenemos para parar un tren, ¿verdad?

Pero hoy me quiero centrar en los efectos colaterales de cuando las madres nos vamos a trabajar y tenemos bebés en casa. Y de cómo podemos gestionar la angustia de separación.

Por desgracia la baja por maternidad en este país sólo dura aproximadamente 4 meses, hay quien los puede alargar con vacaciones, horas de lactancia y otros permisos pero llega un momento, normalmente antes del año en que la madre se reincorporará a su trabajo. Para muchas esto puede implicar muchas emociones diferentes, felicidad para disfrutar de un rato y una ocupación diferente a la de mamá-cuidadora, satisfacción para recuperar su rol profesional, tristeza por separarse de su pequeño, ansiedad, culpa y sufrimiento por si estará bien sin ella ... en fin, una mezcla extraña que a veces cuesta digerir.

Y el bebé? ¿Qué le pasa? Pues dependiendo de la edad que tenga y el momento evolutivo en que se encuentre puede sufrir más o menos. Hay que tener en cuenta que para él / ella su madre seguramente ha sido la persona que más cuidado ha tenido. Incluso se ha pasado un buen tiempo pensando y sintiéndose que era una parte más de su madre! No entiende ni de horas, ni permisos, ni trabajos ... y llega un momento, en torno a los 8 meses, en que si no ve a su madre se siente en peligro porque su garantía de supervivencia no está. Es entonces cuando aparece la angustia por la separación de la madre. El bebé puede llorar desconsoladamente, dejar de comer, dormir muchas horas seguidas, está triste y apático ... se pasa el rato esperando a la madre y cuando la ve la vitalidad y la felicidad pueden llenarlo de nuevo o puede llorar de nuevo triste por el tiempo que ha pasado. Hay bebés que incluso se niegan a comer hasta que no vuelve la madre (aunque se le esté ofreciendo la misma leche de la madre!). Hay que saber en estos casos que no pasa nada ... cuando la madre vuelve al bebé se enganchará y comerá todo lo que no ha comido durante el día. Eso sí, no nos extrañemos si por la noche nos reclama mucho más.

Cómo pase el bebé el tiempo que esté sin su madre es muy variable pero hay algunas cosas que se pueden hacer para ayudarle a él y a nosotros mismos a gestionar estas separaciones:

  • Llevarlo con nosotros. Lo ideal sería que pudiéramos llevar al bebé con nosotros a todas partes. Hay trabajos que lo permiten y otros en las que sería absolutamente imposible.
  • Dejarlo con alguien que también tenga vínculo afectivo. Puede ser alguien de la familia o no, pero es mejor que sea alguien especial para él / ella. Es mejor que sea alguien con quien esté vinculado afectivamente. Podemos facilitar esto si antes de que nos tengamos que separar, esta persona lo cuida junto con nosotros, lo ha dado de comer, le ha bañado, mimado, jugado .... en definitiva, que vea que con esta persona su supervivencia también está garantizada.
  • Hay que tener presente también que el hecho de que haya otras personas que puedan cuidarlo también le enseña que hay más gente que lo puede cuidar y así puede percibir el mundo como un lugar más seguro.
  • Empezar por separaciones pequeñas. Podemos jugar con él a escondernos detrás algo y salir (el típico juego de "tá" o "cuco"), dejarlo con la persona que lo cuidará por poco rato e ir alargando a medida que vemos que no muestra ansiedad.
  • Despedirnos bien y saludarlo al volver. Es bueno que vea que hay una señal para nuestra marcha y también otro para nuestro retorno. Intentamos no marchar como si nos fuéramos a la guerra... si nos ven sufrir los damos motivos para preocuparse!
  • Alargar la lactancia materna. Dar el pecho aporta el alimento físico y de cariño que los bebés necesitan. Hay maneras sencillas de lograrlo más allá los 4 meses. Sacarnos leche para que alguien se la pueda dar o aprovechar los tiempos de descansos en el trabajo para amamantarlo, son algunas de ellas.
  • Aprovechar el tiempo que pasamos juntos. Hacer que el tiempo que podamos pasar con él / ella sea de calidad. Que nos podamos dar y recibir toda la dosis de cariño y afecto que tanto necesitan y necesitamos. A veces es difícil porque pueden haber más criaturas, adultos y tareas que nos reclaman. Priorizemos lo que es más importante.

Puede ser difícil conciliar la vida personal y profesional pero el esfuerzo vale la pena.

Así que mujeres, madres o no madres, que tengáis un muy buen día!



Elena Angulo

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LA DEPRESIÓN POST PARTO

3/4/2013

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Cuando una mujer embarazada va a hacer el seguimiento de su embarazo sabe que le tomarán la presión, la pesarán y le explicarán, seguramente ayudándose de un "carnet de la embarazada", cuáles son las pruebas que habrá que hacer durante los próximos meses.

Cuando ya haya parido, dependiendo de cómo haya ido el parto le harán unos cuidados u otros. Pero hay otro seguimiento que valdría la pena hacer y es el emocional. A cuántas les preguntan como se sienten? Si están estresadas, si están tristes o si su estado de ánimo parece que se haya subido a una montaña rusa?

El embarazo, el parto y el post parto son periodos de una gran intensidad emocional en el que generalmente se crean unas expectativas poco realistas sobre cómo se debe sentir una mujer. A menudo, las madres se agobian porque creen que deben sentirse siempre felices, con un amor infinito e instintivo hacia su hijo y la realidad puede distar mucho de esta "nube azucarada".

Las mujeres embarazadas y recién paridas pueden sentirse infinitamente felices y enamoradas de su bebé si, pero también pueden sentirse tristes, angustiadas, enfadadas, indiferentes, agotadas, rabiosas, agobiadas ...

Y tienen todo el derecho a sentir todo eso y más. Son personas, que sienten y además lo hacen con mucha intensidad (los cambios hormonales colaboran) y la nueva vida que llevan dentro de sí o que ya ha salido puede llegar a ser muy molesta. Si, si, molesta. Puede provocar vómitos, mareos, dolores en las costillas, ciática, insomnio, dolor, frustración ... y mucho más. Y por desgracia, esta diferencia entre la realidad y las expectativas creadas pueden hacer que las madres se sientan culpables, tristes, desorientadas e incluso, pueden llegar a pensar que no son las buenas madres que se esperaba. Y en el peor de los casos, sentirse tan avergonzadas que incluso no lo quieren decir o reconocer, de manera que muchas no piden la ayuda que tanto necesitan.

Es normal que durante estos procesos las emociones varíen rápidamente y que se sientan con intensidad (y que por tanto, se llore con un anuncio o incluso sin motivo aparente). Es normal que además de las emociones positivas aparezcan negativas y entre todos (mujeres, parejas, familia, profesionales médicos y sociedad) debemos ayudar a identificarlas, aceptarlas y gestionarlas. El problema no está en sentirse triste sino en no entender de dónde viene esta tristeza, rechazarla y no saber qué se puede hacer para sentirse mejor.

La tristeza conocida como baby blues que aparece después del parto puede afectar hasta el 50% de las mujeres y suele desaparecer en cuestión de pocos días o semanas.
La depresión post parto afecta a una de cada 10 mujeres y tiene una sintomatología más grave y duradera. Desesperanza, pérdida del placer, agotamiento, alteraciones del sueño y el apetito, sentimiento de culpabilidad, pérdida de interés por el bebé ... son algunos de los síntomas. Puede llegar a durar meses o incluso años si no se trata.

Hay que saber que la depresión post parto puede afectar a cualquier mujer, pero aún es más importante saber que esta situación es temporal (con la ayuda adecuada). Ninguna mujer tiene porqué pasar sola por ello y su entorno (pareja, familia, amistades ...) y los profesionales encargados del protocolo de seguimiento (ginecólogos, comadronas y pediatras) son potenciales detectores de estas situaciones. Y estos últimos deberían poder tener el tiempo y los recursos necesarios para evaluar el estado emocional de la madre y derivar en caso de necesidad a un profesional especializado que pueda ayudar a gestionar sus emociones y a recuperar la energía.

Los psicólogos especializados, los grupos de crianza, el compartir con otras madres, los talleres de educación y gestión emocional, la lactancia materna ... son factores de protección y de apoyo importantísimos en estas situaciones. Y pueden ser el camino para vivir una maternidad sana y estable emocionalmente.



Elena Angulo. Psicóloga clínica. MOLTPEKES
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